viernes, 19 de octubre de 2012

LOS GRIEGOS Y LAS COMIDAS

Ni Ferran Adriá, ni Arzak, ni ningún otro cocinero famoso de hoy en día les llega a la suela de los zapatos a los grandes chefs que estuvieron ejerciendo en la Grecia clásica y en la Roma Imperial. Y es que, repito lo que ya creo haber dicho con anterioridad, no hemos inventado nada, bueno, quizás sí, quizás lo de deconstruir una tortilla de patatas es algo nuevo (con todos mis respetos no me veo a nuestros antiguos haciendo vapor de lentejas al aroma del boquerón deconstruído, pero yo es que soy muy de  pueblo en lo que a comida se refiere). Los griegos además crearon varias cositas que hoy degustamos con verdadero deleite; la morcilla, por poner un ejemplo, fue inventada  por un tal Alfonetes de Atenas (se quedaron a gusto los padres con el nombre) y hoy los de Burgos la han mejorado considerablemente y no, no sé como sabía en la época Griega, no la he probado, pero es que los burgaleses lo hacen muy bien (Burgos: ciudad española donde hace mucho frío)
 
Vayamos por partes:¿Qué comían los griegos? pues como buenos mediterráneos, los griegos eran fieles seguidores de la dieta mediterránea. Su alimento principal era el pan, pero también consumían grandes variedades de verduras, cereales, carnes, pescados y legumbres; de éstas últimas sus preferidas eran las lentejas. Se atiborraban también a lechuga, (a la cual atribuían efectos narcotizantes) a frutos secos y a higos y consumían miel a todas horas, de hecho elaboraban potajes llenos de este producto abejero. También eran grandes consumidores de vino pero temían sus efectos, por lo que pensaban que si engullían hojas crudas de coles, el vino se les subía menos a la cabeza (también creían  eso de los perfumes, leer mi primer artículo Perfumados y perfumadas); como no sabían guardar  mucho los caldos en perfectas condiciones y éstos se le avinagraban bastante pronto , tuvieron vinagres de muy buena calidad que junto con la miel usaban para todo.
 
Aunque se tienen noticias de que los mesopotámicos ya tenían aprendices de cocinero es con los griegos con los que se establecen las primeras academias de cocina; y es que ya existían verdaderos maestros de los fogones: Agis de Rodas, Aristión de Corintio,  un griego de Siracusa llamado Miteco que escribió un tratado de cocina allá por el siglo IV a.C. y un largo etcétera. Pero además, la comida variaba según las zonas y por lo que parece todos decían aquello de que como en mi pueblo no se come en ningún sitio (y aquello de que las fiestas de mi pueblo son las mejores y que no hay nada como la paella de mi madre ) y todos se atribuían el tener el mejor cocinero. Pero hay que ser justos y dentro de toda esta sabiduría culinaria, el premio se lo llevaban los sicilianos que por lo que parece eran los mejores y los más solicitados.

Casi todo lo que ha llegado hasta nosotros sobre la cocina en la época griega ha sido de la mano de Ateneo, (que vivió allá por el siglo III de nuestra era)  que escribió una obra monumental de 15 libros llamada el Banquete de los Sabios y que ha dejado una información impagable sobre usos y costumbres de estas gentes. Ateneo nombra varias veces en su obra a un famoso militar siciliano apodado el flaco que vivió en el siglo IV a.C y que tenía como aficción la cocina y que curiosamente estaba flaco tal y como dice su apodo.
 
 Arquestrato de Gela (alias el flaco) escribió un poema épico Hedipatheia que significa Vida de Placeres y que como podréis suponer sobre penas y desgracias no va. Pues este libro hacía un recorrido por la cocina del Mediterráneo y aconsejaba lo que comer en cada sitio y en qué lugares (¿veis? si es que lo que yo digo, ya tenían un Lonely Planet en esa época, aunque aquí mezclado con la guía Michelín ), dónde era mejor el vino ,vamos, toda una guía en condiciones para hacer turismo gastronómico. Pero el señor se ganó enemigos y es que además de hacer esta interesante manual, se dedicó a dar unos consejos muy simpáticos de los que te ayudan a hacer amigos. Decía que cuando cocinaras pescado pues que no dejaras acercarse a ningún griego de Italia o Siracusa ya que éstos solían estropearlo todo añadiendo siempre unas salsas de queso y vinagre. Lo que decía, haciendo amigos  (de todas formas yo no quiero señalar, pero tenemos un país muy cerquita que  a todo le pone salsas de nata y queso y su cocina está muy valorada.). De hecho las malas lenguas dicen que era imposible estar tan flaco y comer tanto así que sus enemigos, que no eran pocos, decían que todo lo inventaba (yo que soy tremendamente envidiosa lo suscribo, seguro que no puedes estar flaco y comer, pero repito es que la envidia me corroe). Os muestro unas salseras que se encuentran expuestas en el Museo de Atenas
 

Por último, decir que dentro de todo este mundo de placeres para el paladar y mortales para la buena figura y michelines (michelín: dícese del flotador de grasa que se adhiere a la cintura y barrigas de los, que como a mí, nos encanta comer) existían los detractores y los aguafiestas. Sí, los había. Con tanta escuela filosófica rondando por ahí, pues claro, a alguno se le tendría que ocurrir la idea de que tanto placer no es bueno y ¡hala! a fastidiar al personal. Los seguidores de Pitágoras tenían prohibido comer habas ?????? y Sócrates,  (el mismo que odiaba los perfumes pero que le encantaba el olor del aceite mezclado con el sudor de los cuerpos tras haber hecho deporte en el gimnasio; el mismo también que consideraba que ducharse era malo para las ideas. Leer Perfumados y perfumadas) junto con otros filósofos, muy serios todos ellos, consideraba que comer carne era malísimo (la foto es de una escultura que representa a Sócrates, así tenéis en mente de quién hablamos). Algunos decían que la ingesta de carne calentaba el cuerpo y que la consecuencia  de ésto era un irrefrenable deseo de tener sexo y que la única forma de controlar el apetito sexual era volviéndose vegetariano (no lo entiendo la verdad, tras comer un asado de carne a mí lo que más me apetece es dormir una siesta, las verduras son como mas livianitas, pero claro cada uno es cada uno).
 
Tenía pensado hablaros de los romanos, pero  como el capítulo iba a ser demasiado largo pues casi que lo dejamos para otra ocasión. La semana que viene quiero hablaros de la infancia y educación ( a no ser que queráis que siga con los romanos, en ese caso me podéis hacer un comentario). Quiero volver a recomendar el libro de "Recetas con Historia" de Ángeles Díaz Simón, las lentejas y la tarta de queso son deliciosas. También recomendaros un libro llamado "Gastronomía. Historia del paladar" editado por Paul Freedman que aunque es un poco mas pesadito es bastante intersante; pero este libro sólo para los fanáticos de tema. Os dejo aquí páginas donde podéis mirar más sobre la bibliografía de la que os he hablado.

http://elpais.com/diario/2010/12/11/babelia/1292029983_850215.html
http://librosdecocinaygastronomia.blogspot.com.es/2010/09/gastronomia-la-historia-del-paladar.html
http://www.papelenblanco.com/divulgacion/recetas-con-historia-un-viaje-culinario-a-traves-del-tiempo
 
 

10 comentarios:

Unknown dijo...

Te haré caso con la recomendación de Ängeles Díaz. No veas el hambre que me ha entrado a estas horitas.

Anónimo dijo...

Lo del vino y de la col: debe de haber algo de verdad en esto. Resulta que por allí, en Europa del Este, hay muchos seguidores de los antiguos griegos porque todavía en varios países de esta parte de Europa se utiliza el caldo de col fermentada contra la resaca :) No, en serio, la col fermentada es algo sagrado en estos países, se prepara en otoño y durante todo el invierno un vaso de col fermentada después de haberse pasado uno con la bebida es algo habitual.

Anónimo dijo...

Sí, la comida varía según las zonas y es un verdadero placer disfrutar de la cantidad de sabores que ofrece cada tierra. También ciertas tierras se "especializan" en ciertos productos por el microclima, como bien sabemos todos. Yo, como vengo de tierras que favorecen el cultivo de los yogures, aquí os dejo una receta de "Sopa de yogurt" que, seguramente, habrá existido todavía en tiempos de Miteco o El Flaco :)
Ingredientes:
1/2 kg. de yogurt natural (a poder ser de cultivo ecológico),
2 pepinos pelados rallados,
1 diente de ajo (rallado o picado muy fino),
6-7 nueces picadas,
4 cucharas soperas de aceite de oliva,
Sal, hinojo (hojas).
Preparación:
Los ingredientes se mezclan en este orden: el yogurt se remueve muy bien con el pepino rallado y el aceite de oliva (podemos usar un tenedor), se añade el ajo, luego las nueces y el hinojo, al final la sal (a gusto, también se puede sin sal...) Por último, empezamos a añadir agua poco a poco sin dejar de remover la mezcla. Podemos poner 1/2 litro de agua o más, según gustos. Guardamos en la nevera. Es un excelente refresco en verano, aunque en mi país la toman en cualquier época del año.

MATE dijo...

Yo lo que quiero saber es: como iría el menú de un simposium? a las hetairas les enseñaban a cocinar? imaginen: Harmia invita a Temístocles a uno para agenciarselo y le toca bancarse que lleve a su hetaira favorita (como se llamaba? Hispasia?); entraría Harmia de mano de su cocinero y se luciría con un salteado de col a la miel en medio del salón? o solo chasquearía los dedos.... y por último: que se comía en la Atenas de Pericles? es q yo fui espartano en mi anterior re-encarnación y me muero de ganas desde hace miles de años de comer algo decente....

Unknown dijo...

¿y funciona?, bueno supongo que sí si lo utilizan. Qué curioso, no tenía ni idea. no hemos inventado nada la verdad. Muchas Gracias anónimo.

Unknown dijo...

¡Que rico!. gracias anónimo

xavi dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...

...pero QUE NIVEL MARIBEL..

Unknown dijo...

xavi, te borré porque creo que ha habido un error. Me puedes volver a mandar el comentario?

Unknown dijo...

Hola Mate, pues sí, hay nivel. Bueno, no tengo ni idea si las hetairas cocinaban o no. SE sabe que eran muy buenas en música y danza y muy cultas, pero nunca se sabe si aplicaban aquello de que a los hombres además se les conquista con el estómago. ¿En el simposium lo que comían?, bueno Ateneo nos describe un banquete consistente en:
Unas pequeñas entradas con erizos de mar, daditos de pescado y algún plato con lirios y jacintos. Todo ellos muy especiado.
También ensaladas aderezadas con granso de mostaza y vinagre. El plato principal solía ser pescado hervido o cido con vino y algún trozo de cerdo, pato, jabalí, ganso, cordero o perdiz. Acompañaban el plato principal con lentejas, espárragos, remolacha, repollo y nabos. Como postre toras dulces, nueces y frutas. Y vino, mucho vino.
En Atenas segurían la llamada dieta Mediterránea, aunque no nos olvidemos que los pobres tendrían mucho menos carne y pescado entre sus manjares.
Por cierto ´¿quién era Harmia? he de reconocer que aquí me has pillado.¿alguien que conociste en Esparta en tu anterior vida?.