jueves, 27 de septiembre de 2012

PERFUMADOS Y PERFUMADAS cap. 1

Dicen que la prostitución es la profesión más antigua del mundo, que existe practicamente desde que el hombre es hombre, pues bien, yo añadiría otra profesión: el perfumista. Y no creo andar muy desencaminada, de hecho, aunque no tenemos pruebas en las pinturas rupestres (tampoco de la práctica del lenocinio tenemos testimonios y es una afirmación que siempre damos por válida),  empezamos a tener datos de su existencia en la época de los egipcios. Ya desde el siglo XIII a.C se encuentran listas detalladas de los ingredientes que se necesitan para la elaboración de perfumes.

En la Antigüedad,  se quemaban resinas y hierbas aromáticas en honor a los dioses (me imagino que no sólo quemarían este tipo de plantas, que yo sepa, la quema de tomillo no produce alucinaciones, pero en fin, que cada uno piense lo que quiera), de hecho la palabra perfume viene del latín per fumum que significa a través del humo. Muchas veces también se sacrificaban animales y luego en algunas ocasiones,  los incineraban llenos de alguna hierba o resina aromática. Como ofrenda a la diosa Isis quemaban un buey lleno de mirra,   Todo un detalle hacia la deidad, que por lo que parece, muy vegetariana  no era.
 
Pero no voy a hablar de dioses y hombres sino de hombres y perfumes y realmente usaban básicamente lo mismo que nosotros usamos ahora, sobretodo los ricos, porque el pueblo llano se tendría que aguantar con el tomillo y demás familia (no, no estoy obsesionada con esta hierba) y los que no comerciaban con Oriente  se tenían que conformar con lo que tuviesen cerquita de casa. Y luego claro, según la época de la Historia, pues gustaban más unas cosas que otras, o sencillamente conocían unos productos y otros no.
 
A los griegos les encantaba el olor a rosas, a los árabes del medievo el olor a almizcle y ámbar gris (de origen animal, el  almizcle se saca de las glándulas sexuales masculinas de un ciervo que vive en el Tibet y el ámbar gris del cachalote) y luego pues según gustos.
 
Los egipcios adoraban oler " bien" quizás demasiado, además de bañarse en agua llena de aceites variados, después del baño se untaban el cuerpo con más de 30 perfumes diferentes  y se quedaban tan agusto; y eso sin tener en cuenta que al agua del baño también le echaban varios productos. No me puedo imaginar estar en un ambiente cerradito compartiendo un refrigerio con tan perfumada compañía. Pero es que los romanos, unos cuantos miles de años después, también gustaban de emanar semejantes vapores, de hecho, además de embadurnarse en las termas, después se perfumaban las distintas partes del cuerpo con diferentes fragancias (claro, a quién se le ocurre perfumarse la planta del pie con la misma fragancia con la que se aromatiza el brazo, sí es que no tenemos ni idea hoy en día ).  Además a tal cantidad de efluvios hay que sumarles la forma de hacerlo. Actualmente viene mezclado con alcohol , éste último en grandes cantidades y se utiliza como fijador o lo que es lo mismo, para estar oliendo durante horas a la fragancia usada. Pero el alcohol es un invento del siglo XIV. ¿que usaban antes para conseguir que se mantuviese en la piel? pues aceites y grasas. En Oriente Medio usaban aceite de oliva, el Mesopotamia aceite de sésamo y nuestros queridos egipcios usaban grasa de animal como elemento fijador. Plinio, un romano que era muy listo y sabía de muchas cosas,  explicó  que cuanto más grasa se pusiera en el perfume, más estable llegaba a ser. No nos cabe duda de que la piel la tendrían extremadamente hidratada.
 
Otra costumbre más a añadir al fabuloso mundo de los perfumados y perfumadas, era el hábito de ungir la cabeza de un invitado con locionesy aceites intensos para que se sintiera bienvenido. Lo pusieron de moda los egipcios y continuó durante siglos, incluso Jesucristo experimentó en sus carnes esta agradable, o no, experiencia; de hecho cuenta el Nuevo Testamento que cuando estaba en Betania en casa de Simón el Leproso :
Se acercó una mujer con un cofre de alabastro que contenía ungüento de nardo, muy precioso, rompió el cofre, y lo derramó sobre su cabeza. San Marcos XIV.
 
 
Los griegos también eran muy amigos de esta práctica, pero de entre ellos, los epicúreos  además pensaban, que de esta manera, evitabas que el vino que se consumiera de forma muy espléndida, no se subiera demasiado a la cabeza. Y yo me pregunto ¿a que achacarían la resaca del día siguiente?

Posteriormente en una época más tardía de la que hablaremos mas adelante, cuando querían que te fueras, te ahumaban las barbas y los ropajes con incienso; supongo que lo harían con tal intesidad que casi por el bien de la salud, salir por la puerta sería la mejor opción.

Pero además de  tener en cuenta los gustos de cada época y de cada cultura, también hay que pensar en las inclinaciones personales. Y es que por ejemplo a Sócrates lo que más le gustaba era el olor del aceite mezclado con el sudor de los cuerpos tras haber realizado ejercicio en el gimnasio (sin comentarios) y como era contrario al baño porque decía que se te iban las ideas, pues eso, a este gran filósofo, lo que más le agradaba era el olor comúnmente conocido como olor a choto. Napoleón tampoco era muy amigo de perfumes, o al menos eso decía porque para no gustarle demasiado, gastaba unas 70 botellas de agua de colonia al mes. Pero si yo me he de quedar con alguien, me quedo con las preferencias de la emperatriz Josefina, su mujer, que al agua de la bañera le añadía agua de rosas y un buen chorro de coñac.
  
Recomiendo la lectura de un tratado sobre el perfume escrito por un perfumista francés que vivió en Londres en el s. XIX y que se llamaba Eugene Rimmel, es de lectura amena y muy divertida.
Bueno la semana que viene más, aunque no de lo mismo. El capítulo 2 lo dejaremos para más adelante.

 


8 comentarios:

Unknown dijo...

Me gusto. que el proximo sea relacionado con la medicina.

savta dijo...

me he divertido un rato. y tambien me parece buenisimo lo del perfume a base de aceite que lubrica la piel al mismo tiempo que te perfuma. los pulverizadores con alcohol resultan molestisimos.

Maríá José dijo...

Interesante, enhorabuena!!!

Anónimo dijo...

faltan fotos!

Unknown dijo...

La semana que viene pondré fotos

Anónimo dijo...

¡Me ha gustado! Muy fresco y con un estilo muy original. ¡Qué continúe...!

Pepi dijo...

tu cuento apesta a hedonismo! :)

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.